Retrato de una dama: Sofonisba Anguissola

La historia esta repleta de inventoras, artistas, científicas, filósofas, madres... y la mayoría invisibles. Desde aquí mi granito de arena para combatir ese anonimato, mi sala lila, una habitación repleta de mujeres.

Sofonisba Anguissola (1532-1625) fue una pintora italiana con un padre que la animó (siendo ella mujer, hablamos de los siglos XVI y XVII) en su interés por el mundo del arte. A ella y a sus cinco hermanas (Elena, Lucía, Europa, Minerva y Ana María). Todas desarrollaron sus posibilidades artísticas (bien en pintura, bien en literatura, bien en música), hasta que se casaron, o, como en el caso de Lucía, hasta que murió (que lo hizo bastante joven); todas, excepto Sofonisba, que continuó su profesión de pintora, así como Asdrúbal, el único varón del grupo, se dedicó a la música.

Pues bien. Después de aprender y trabajar (en Italia), esta artista, llegó a España (en 1559 más o menos), precedida por su fama (de nuevo, algo raro para una mujer en la época renacentista) y con la intención de trabajar a las órdenes de Felipe II (1527-1598), quien le mandaría en 1573, entre otras cosas, a realizar uno de los cuadros más célebres que representan al propio monarca y que durante varios siglos se atribuyó al pintor de Corte del momento, Sánchez Coello (1531-1588), volviendo invisible así, el trabajo de una mujer que fue uno de los mejores fichajes artísticos del rey español.

Felipe II (1573)

En palabras de Artehistoria “[…] El soberbio lienzo que guarda el Prado nos presenta al monarca casi rozando los cincuenta años, vestido de negro, con los cuellos y los puños de encaje blanco […]” bajo un detallismo grandioso. “[…] En su pecho apreciamos el cordero del Toisón de Oro […]”, orden de caballería fundada en 1429 “[…] y en sus manos […] un rosario […]” como símbolo devoto del dios católico. “[…] La figura de medio cuerpo se recorta ante un oscuro fondo neutro, recibiendo un potente foco de luz procedente de la izquierda que resalta las calidades de las telas y la fisonomía del rey, siguiendo de esta manera las pautas indicadas […] por la escuela veneciana […]”, donde la luminosidad y el retrato (en postura casi frontal) son algunas de las características más importantes. “[…] La personalidad de don Felipe ha sido captada a la perfección por la pintora, ya que nos presenta a un hombre […]” de apariencia “[…] inteligente y vulnerable […]”, humano, “[…] con una mirada limpia y directa que se aleja de las imágenes de hombre oscuro […]” que muestran otros cuadros del personaje.
A quien le interese algo más de información sobre Sofonisba, que pase por la Guía 2000 y si se prefiere mirar obras por aquello de que una imagen vale más que mil palabras, le recomiendo Artcyclopedia, que a su vez, te lleva a todas partes.

NOTA: agradezco a la profesora Clementina Calero Ruiz (ULL) el haberme dado el dato del cambio de autoría en este cuadro, lo que me ha hecho desarrollar este post.