miércoles, 22 de julio de 2009

Monográfico: EL JOVEN LOVECRAFT I

EL JOVEN LOVECRAFT (escrito por José Oliver y dibujado por Bartolo Torres) es un cómic español editado en su origen a través de Internet (desde el 2005 –año en el que sus 12 primeras tiras ganaron el premio al mejor guión de cómic en Art Jove-) y narra, con mucho humor (y cierta ternura) la supuesta infancia del escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Todo hay que decirlo, aunque este autor revolucionó el cuento de terror (ideando un tipo de miedo lejos de lo simplemente sobrenatural e incorporando elementos de ciencia ficción, como su Cthulhu y toda la mitología que hay a su alrededor–dándose lugar a un tipo de literatura llamada terror cósmico materialista-), la mayoría de sus seguidores actuales llegaron a él a través de los juegos de rol (LA LLAMADA DE CTHULHU o EL RASTRO DE CTHULHU, por ejemplo) y los videojuegos (ALONE IN THE DARK, SHADOW OF THE COMET, etc.).

[…] Solitario, xenófobo, misántropo, chapado a la antigua aun para su propia época […]”, así lo describe Oliver en el prólogo de la primera entrega impresa de EL JOVEN LOVECRAFT, y continúa en la contraportada como “[…] gatófilo y lector compulsivo […]”, revelándonos en escasas palabras un poquito más de su personalidad. Porque en efecto, así habla la historia de Lovecraft: fue un niño prodigio (partiendo de esta premisa, compartir espacio con la mundana humanidad debe ser difícil), ateo (-y con esto quiero decir no católico- lo que en los primeros años del siglo XX no estaría bien visto –tampoco lo está ahora-), que sufrió las muertes de su padre y su abuelo antes de cumplir los catorce años, enfermizo (lo que apresuró su formación lectora a muy temprana edad), y un aristócrata venido a menos (lo que exageró la protección de su madre; tal vez por eso, la muerte de ésta sería otro de los peores golpes en la vida del escritor); se casaría con posterioridad (con Sonia Green, mayor que él y comerciante), viviría en un Nueva York que acabaría detestando y se divorciaría más tarde, para regresar a Providence (su ciudad natal) y crear la mayor parte de sus obras más conocidas: LA LLAMADA DE CTHULHU (1926) o EN LAS MONTAÑAS DE LA LOCURA (1931) entre otras.

En la Wikipedia, cuyas palabras sobre este cómic son fiables (dado que fueron los propios autores quienes hicieron la entrada, lo que por otra parte, parece ser, trajo líos), dice que “[…] EL JOVEN LOVECRAFT tiene el objetivo, además de intentar ser un cómic de humor, de acumular referencias metaliterarias o metartísticas que constituyan, a partes iguales, un homenaje y un juego […] Las referencias intertextuales enriquecen la obra […]", así vemos las hechas a Melville, Poe, Verne, Baudelaire, R. L. Stevenson y un largo etcétera.

Y aunque todo comenzara en Internet, a tira por semana, las andanzas de este tierno Lovecraft vieron la luz impresa en el 2007 con la ayuda de Ediciones Diábolo, teniendo un gran éxito que ha supuesto la aparición de una segunda parte (en el 2009) y la idea de continuar publicando también en este otro formato.


De este primer tomito (que ya ha llegado a mis manos y espero que el segundo no tarde mucho en hacer lo propio) sobre papel (que incluye tiras no publicadas por Internet y una galería de diferentes artistas que dan su versión del lozano protagonista) es de lo que voy a hablar ahora (aunque sé que ya han pasado algunos añitos desde que viera la luz y tal vez no diga nada nuevo, pero…). Me lo trajo Bea en su último viaje a Madrid, y si los argumentos son buenos (humor negro repleto de guiños a la literatura de la época del escritor estadounidense -destaco especialmente las GRANDES REESCRITURAS DE LOS CLÁSICOS- mezclados con las vicisitudes típicas de la vida de cualquier crío), los dibujos de Torres van a la par: sencillos, donde el blanco, el gris y el negro destacan (acordes con esa época a caballo entre los siglos XIX y XX de la infancia del escritor), fomentando aparte esa oscuridad que imbuía los ambientes lovecraftianos, con fondos planos en general, o muy sencillos (salvo excepciones), y unos muñequitos (el joven Lovecraft me recuerdan al Victor Van Dort -de LA NOVIA CADAVER -2005- de Burton-) que, para los pocos rasgos que contienen sus caras, están llenos de expresividad.

Me lo pasé muy bien leyéndolo y mirando las viñetas; el cómic no pesa nada (te lo puedes llevar a la cama sin miedo a quedarte dormida –o dormido- por si, apoyado sin querer en el pecho, temes que te aplaste durante la noche) y tanto si Lovecraft es o no un escritor que te interese, lo recomiendo con una gratísima sonrisa en la boca.


3 comentarios:

Kwentaro dijo...

Buena entrada, coincido con tu opinión.
Hace tiempo que coje polvo en mi biblioteca. Y despues de leer tu entrada me han dado ganas de releerlo.

De pequeños releiamos los comics y veiamos las pelis que nos gustaban 6 veces o más... si algo era bueno repetirlo no era problema...

Creo que eso lo hemos perdido en el camino.. hay que releer más..

Me despido invitandote a que bucees y saquees mi biblioteca cuando quieras! Eso si, previa entrega de tu alma y de tu sangre en fianza por si les ocurriese el menor desperfecto (ya sabes lo típico.. ^^)

Violeta dijo...

Jaja, gracias, tal vez te tome la palabra a lo de tu biblioteca (sobre Lovecraft, imagino), lo de darte a cambio mi sangre y mi alma ya lo disctimos...

Linx-O de Thundera. dijo...

Pues que rule que rule... a ver si te lo dejas caer así puedo opinar XDD