EL JOVEN LOVECRAFT (escrito por José Oliver y dibujado por Bartolo Torres) es un cómic español editado en su origen a través de Internet (desde el 2005 –año en el que sus 12 primeras tiras ganaron el premio al mejor guión de cómic en Art Jove-) y narra, con mucho humor (y cierta ternura) la supuesta infancia del escritor estadounidense Howard Phillips Lovecraft (1890-1937). Todo hay que decirlo, aunque este autor revolucionó el cuento de terror (ideando un tipo de miedo lejos de lo simplemente sobrenatural e incorporando elementos de ciencia ficción, como su Cthulhu y toda la mitología que hay a su alrededor–dándose lugar a un tipo de literatura llamada terror cósmico materialista-), la mayoría de sus seguidores actuales llegaron a él a través de los juegos de rol (LA LLAMADA DE CTHULHU o EL RASTRO DE CTHULHU, por ejemplo) y los videojuegos (ALONE IN THE DARK, SHADOW OF THE COMET, etc.).
“[…] Solitario, xenófobo, misántropo, chapado a la antigua aun para su propia época […]”, así lo describe Oliver en el prólogo de la primera entrega impresa de EL JOVEN LOVECRAFT, y continúa en la contraportada como “[…] gatófilo y lector compulsivo […]”, revelándonos en escasas palabras un poquito más de su personalidad.
De este primer tomito (que ya ha llegado a mis manos y espero que el segundo no tarde mucho en hacer lo propio) sobre papel (que incluye tiras no publicadas por Internet y una galería de diferentes artistas que dan su versión del lozano protagonista) es de lo que voy a hablar ahora (aunque sé que ya han pasado algunos añitos desde que viera la luz y tal vez no diga nada nuevo, pero…). Me lo trajo Bea en su último viaje a Madrid, y si los argumentos son buenos (humor negro repleto de guiños a la literatura de la época del escritor estadounidense -destaco especialmente las GRANDES REESCRITURAS DE LOS CLÁSICOS- mezclados con las vicisitudes típicas de la vida de cualquier crío), los dibujos de Torres van a la par: sencillos, donde el blanco, el gris y el negro destacan (acordes con esa época a caballo entre los siglos XIX y XX de la infancia del escritor), fomentando aparte esa oscuridad que imbuía los ambientes lovecraftianos, con fondos planos en general, o muy sencillos (salvo excepciones), y unos muñequitos (el joven Lovecraft me recuerdan al Victor Van Dort -de LA NOVIA CADAVER -2005- de Burton-) que, para los pocos rasgos que contienen sus caras, están llenos de expresividad.
Me lo pasé muy bien leyéndolo y mirando las viñetas; el cómic no pesa nada (te lo puedes llevar a la cama sin miedo a quedarte dormida –o dormido- por si, apoyado sin querer en el pecho, temes que te aplaste durante la noche) y tanto si Lovecraft es o no un escritor que te interese, lo recomiendo con una gratísima sonrisa en la boca.
3 comentarios:
Buena entrada, coincido con tu opinión.
Hace tiempo que coje polvo en mi biblioteca. Y despues de leer tu entrada me han dado ganas de releerlo.
De pequeños releiamos los comics y veiamos las pelis que nos gustaban 6 veces o más... si algo era bueno repetirlo no era problema...
Creo que eso lo hemos perdido en el camino.. hay que releer más..
Me despido invitandote a que bucees y saquees mi biblioteca cuando quieras! Eso si, previa entrega de tu alma y de tu sangre en fianza por si les ocurriese el menor desperfecto (ya sabes lo típico.. ^^)
Jaja, gracias, tal vez te tome la palabra a lo de tu biblioteca (sobre Lovecraft, imagino), lo de darte a cambio mi sangre y mi alma ya lo disctimos...
Pues que rule que rule... a ver si te lo dejas caer así puedo opinar XDD
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