viernes, 19 de febrero de 2010
martes, 9 de febrero de 2010
Clásicos versionados: hoy P. H. Lovecraft (Cthulhu)
Fue Manolito quien me dio a conocer LAS AVENTURAS DEL PEQUEÑO CTHULHU: una representación animada elaborada por Zachary Murray basándose en la mitología ideada por P. H. Lovecraft (1890-1937) en LA LLAMADA DE CTHULHU (1926, el único relato del escritor en el que aparece su monstruo) y luego continuada por los miembros del Círculo Lovecraftiano, lo que se convirtió con el tiempo en la colección de LOS MITOS DE CTHULHU.
¿Pero quién es Cthulhu? Para quienes lo desconozcan, este enorme monstruo tentacular (genialmente pintado aquí por John Coulthart) es uno de los Primigenios (deidades malas como el orín, gigantescas y con un poder ilimitado, inferiores, sin embargo, a las llamadas Divinidades Exteriores tales como Azathoth, que viene a ser lo más de lo más en este cosmos), perteneciente al universo inventado por el autor de Providence y que, por alguna razón permanecen ocultos (o encerrados según las distintas fuentes, jeje) hasta que “se cumpla su ciclo cósmico y se alineen los planetas”. Partiendo de aquí, la mencionada aventura animada lo borda con mucha ternura y bastante mediocridad estética (no en los dibujos pero sí en la animación), todo hay que decirlo, pero lo uno es tan simpático que bien se puede pasar de lo otro.
Conozco a este personaje hace tiempo: escuché su nombre cuando aún me sonaban los mocos y recuerdo que mi primera partida de rol fue sacada del manual homónimo al cuento original, pero es cierto que nunca me he codeado con su mundo y sigo sin hacerlo. Soy bastante nueva en la literatura de terror, lo he dicho otras veces, ¡después de vieja, miren ustedes!, y cuando hablo de literatura de terror me refiero a los clásicos: suspense, oscuridad, magia, ciencia ficción, miedos psicológicos… Jamás me he sentido atraída por los rollos gores o las deformaciones sólo creadas para quitar la vista y recordarlas a horas intempestivas en las que ya te has quedado a solas... por esta razón Cthulhu nunca estuvo entre mis prioridades literarias, porque a cochinadas pocos inventos le ganan, la verdad. Pero cuando me leí algunos de los relatos dibujados por el genial Alberto Breccia (1919-1993) con guión de Norberto Buscaglia en LOS MITOS DE CTHULHU de Periferia que me prestó mi amiga Carla (a quien se lo prestó, a su vez, su papi: una reliquia que republicó Sinsentido en el 2008) me empezó realmente a interesar el bicho. Cierto, el formato cómic tuvo mucho que ver, me gustan, qué le voy a hacer, de la misma forma que EL JOVEN LOVECRAFT de José Oliver y Bartolo Torres me sorprendió gratamente y me ayudaron a mirar desde otro punto de vista todo lo referente al monstruito y, ¿por qué no mencionarlo?, al propio escritor. Ahora late con fuerza sobre mi mesilla de noche un libro en el que se encierran algunas de las historias de H. P. Lovecraft… pero todo se andará.
Gracias también a la obra de Oliver y Torres, he conocido (poco aún) LA REVISTA CTHULHU (de la que Diábolo se encarga de su publicación impresa, a estas alturas ya por su ejemplar número cinco), con blog propio en el que puedes, a falta de dinerillo, empaparte de muchas cosas acerca del noveno arte en España, ¡qué lujo!
Cabe decir que en el año 2005 se rodó LA LLAMADA DE CTHULHU a modo de las antiguas de los años 20 del siglo XX (esto es muda, en blanco y negro, bajo connotaciones del expresionismo alemán, o sea, rasgos angulosos que ayudan al nerviosismo, juegos de luces y sombras, ambientes claustrofóbicos, tiempo inferior a una hora, etc.) y dirigida por Andrew Leman; amén de una música llevada a cabo por varios artistas que consiguen inquietar desde el mismísimo trailler. A quien le interese saber más sobre el film que pase por la página oficial, de la que destaco su gallerie de imágenes, sin duda. Asimismo, se hizo una versión dos años después de la que voy a resaltar la aparición de la estrella (por favooor) Tori Spelling, así que imaginen cómo puede ser de zurullo esta película dirigida y guionizada (la única, creo) por Dan Gildark.
Cosa aparte son las referencias musicales del personaje: Caravan, Metállica, Draconian, Ktulu… entre otros: todo muy cañero, demasiado para mi…
Si después de leer todo este rollo a alguien le quedan más ganas de saber mucho de lo que existe a propósito del pulpote y de su creador que pase urgente por la Frickipedia y por la Comunidad de la llamada de Cthulhu, yo hace rato que me estoy metiendo en camisas de once varas.
Sin embargo, un último apunte: un juguete que encontré en Dreamland Toysworks, más que nada, por decir adiós con una risilla; el bichito viene en varios colores, con o sin víctimas como accesorio principal, y con unos ojillos que de miedo na' de na'.
sábado, 6 de febrero de 2010
¡Pocoyoízate!
Del faceboock de Sergio al correo de Bea, desde ahí a mis ojos y de éstos a La Casa De Las Lunas: el pocoyoizador convierte tus rasgos humanos en los del protagonista de esta serie de Zinkia Entertainment de la que ya hablé en un post anterior.
Y lo hice, e aquí el resultado, y viéndome con mi barriga de bebé y lista para ser zampada de lo rica que estoy, se me ocurrió jugar un rato y homenajear… al cine, ¿por qué no?, con un par de muestras que al final quedaron poco cercanas a sus modelos originales, pero que a mi me divirtió hacer… ¿A ver si las reconocen?
Esta herramienta que me ha tenido entretenida durante un buen ratito es parte de Mundopocoyo, un universo online, cómo dice su propia página, “[…] en el que […] disfrutar de juegos y aventuras […]”, para cualquiera (como yo) a la que le encanta este chavalito y enfocada también a quienes quieren compartir un rato simpático con sus hijas, hijos, sobrinos, sobrinas, nietas, nietos, ahijados, ahijadas, primitas, primitos y en general gente menuda.